miércoles, 1 de septiembre de 2021

Día 2/100 (Creo que acá queda)

Podría ver “Volver al futuro” todos los días de mi vida. Cualquiera de las 3 películas, me es indiferente. Las 3 me hacen sentir feliz. Un día, una de las personas más inteligentes e interesantes que he conocido en mi vida, me dijo “Creo que las ves tanto porque te hacen sentir segura, porque ya sabes lo que va a pasar y amas esa nostalgia.”
Amo hablar como “una señora”, me encanta referirme a que “todo tiempo pasado fue mejor” y hablarle a la gente “desde el futuro”.
He juergueado como he querido, y no me estoy ni jactando ni arrepintiendo, solo lo estoy comentando. He hecho y deshecho con mi vida y con mi poto lo que he querido y debo decir que cuando me enteré que estaba embarazada, lo primero que pensé (después de pensar en quién iba a pagar el colegio) fue “Bien csm! Ya me metí todo lo que me tenía que meter para ser la persona que soy”.
Hace 12 años nos fuimos al norte por semana santa. “Nos” me refiero a 15 personas que, por varios meses fueron mis favoritas, y debo decir que hasta el día de hoy no he vuelto a reírme tanto y juergueado tanto (y tan bien) como en esos días.
Manejamos 18 horas seguidas hasta Tumbes, a punta de chifles, Coca-Cola, Marlboro rojo x20 , latin-pop y chelas (recién compradas en Máncora).
Amo manejar, es de las cosas que mejor sé hacer y más disfruto, pero que rico se siente ir mirando por la venta mientras otra persona maneja.
Amo los recuerdos de FB. De hecho es lo único que me hace sentir en “la obligación” de subir fotos, porque no hay nada más hermoso que un buen recuerdo de FB te saque la mierda.
En esta foto podemos apreciar a una joven @sra.grazia. Una especie ya extinta. Con un sombrero de paja hermoso de una persona que ya no es más parte de mi vida. Una joven @sra.grazia enamorada hasta el tuétano de un innombrable ya casado para el día de hoy, y ni siquiera con la flaca con la que me sacó la vuelta…o a la que le sacaba la vuelta conmigo.
Solo puedo decir que, 12 años después sigo viendo “Volver al futuro” casi interdiario, que amo saber que el innombrable ve mis historias de IG (Saludos cordiales si lees esto), que hace 3 días, después de casi 3 años de procastinar, decidí empezar algo por 100 días y hoy es en teoría el segundo día, pero en práctica el cuarto, pero yaquechucha, las cosas las hago a mi ritmo o no las hago. Que no te preocupes si no entiendes nada de lo anteriormente escrito, ni yo misma lo entiendo…es culpa de la cuarta chela.

Día 1/100 y puede que solo queden en 3 ó 4.

Estoy viendo un concierto de Fito Paez por Youtube mientras tomo mi tercera chela de la noche (sola) y preparo una clase que he debido preparar hace más de 4 meses.
Me acuerdo de la última vez que lo vi en vivo, no me queda claro si fue en abril del 2019 o por ahí, pero da lo mismo, fue pre-covid.
Fui con dos de los hombres más importantes de mi vida y la flaca de uno de ellos. Llegamos al Parque de la Exposición en taxi (siempre señora responsable) post-chamba (que rico era ir a conciertos en la vida real laconchadesumadre).
Caminamos toda la entrada hasta el anfiteatro. Entramos, claramente lo primero que hice fue ir al baño. Nos ubicamos al lado derecho (mirando al escenario) cerca al kiosco de chela, de los baños y de la salida de emergencia. Ahí es a donde pertenezco.
Extraño encontrarme con los Vip´s en cualquier evento público. Lo extraño porque me hacen sentir joven y vieja a la vez. La gran mayoría de ellos me conocen de mis años de juventud, de las (buenas) épocas de Gótica, Aura, Joia, Embarcadero. Luego nos hemos encontrado en conciertos de “Mi pequeño Pony” o “Topa y Junior Express”, y más tarde en conciertos y eventos de chamba.
Verlos a lo lejos mientras camino a la entrada me hace sentir esas mierdésimas de emoción que se siente al entrar a algún lugar en el cual algo interesante puede pasar.
(Solo voy a decir que, mientras escribo esto estoy sentada en una silla que yo misma he armado con mis manos y pies, y temo por mi vida)
Después de adoctrinar a un grupo de chibolos que solo gritaron webada y media durante todo el concierto, nos fuimos a Kong.
Que ganas de estar en el centro, de subir 5 pisos a pie, de tomar chela de una botella de 620ml, de pararme en una esquina y ver como la gente baila.
Temo tomar la cuarta chela y querer largarme al “Dragón” un miércoles por la noche. Mientras lucho conmigo misma entre si sí o no suena:
“No quiero morir sin antes de haber amado, pero tampoco quiero morir de amor” de los Fabulosos y al mismo tiempo que grito desde el fondo de mi ser esta sabia canción me acuerdo que hace más de un año no veo a más de 8 personas en un mismo lugar, que ese chuchonal de gente cantando esta canción en la “Plaza de Acho” como en aquel memorable concierto del 2009 no va a volver a suceder en un buen tiempo, que ese tamalito salvador para bajonear en Barranco va a tener que esperar, que esa cuarta chelita mejor no me la tomo porque a los casi 40 ya eres consciente del trago que te puede mandar a la mierda, que mejor me voy a dormir antes de reaccionar a una historia de IG, que una reacción de IG es el nuevo gileo, que no gileo hace más de 18 meses, que no es que no lo haga por la pandemia, es que no lo hago porque no hay con quién.
(Mañana post resaca o mejor dicho en el #Day2 explico...aunque nadie lo pidió...explico)

lunes, 11 de enero de 2021

WAIT FOR IT

 Tengo más de 4 horas sentada frete a la computadora intentando escribir. Escribir está siendo lo último que estoy haciendo. He visto una sesión de @pptparty , videos musicales desde Magneto bailando en el Puente de los Suspiros en Barranco, pasando por el concierto de Queen en el Wembley, "Dilemma" de Kelly y Nelly, "Bailar conmigo" de Bomba Estéreo, hasta el concierto de Kumbia Kings en el Estadio de Monterrey en el 2005.

Mentiría si digo que ya dejé de ver videos, de hecho he aprendido a compartir pantalla y estoy viendo mientras escribo el concierto de Fatboy Slim (por quincuagésima vez en mi vida) en Brighton Beach del 2001.
Laconchadesumadre, que ganas que tengo de bailar!
Prometo que, si en algún momento de nuestra existencia como humanidad podemos volver a departir por la vida sin mascarilla, voy a bailar todas y cada una de las canciones en cualquier tipo de evento social y no tan social.
No me arrepiento de haber (y seguir siendo) la persona que prefiere estar al lado de la barra ó mesa de bocaditos en su defecto, chupando, y hablando, y "gileando", y coaccionando a la gente a hacer shots de algo, mientras yo me hago la cojuda y en vez de pisco seco agua, y haciendo "eh eh eh" mientras congregamos el círculo alrededor de algún incauto.
Para ser alguien que no sabe bailar, creo que he bailado en incontables lugares y circunstancias, desde actuaciones del colegio bailando "Colegiala" de Skandalo, quinceañeros de colada, diversos luaus en varias playas del sur, en la fiesta del Sindicato de Heladeros de Pucusana, Matrimonios en San Puta de parejas que ya se divorciaron, la fiesta de la Asociación de Sombrilleros de Bujama, fiestas infantiles como madre de familia, Conciertos varios como el de Jerry Rivera en el estacionamiento de Plaza Norte, con una presa de pollo a la brasa en una mano y una lata de Barena en la otra, hasta haciendo trencito en un matri con una candidata presidencial.
Hace un poco más de 4 meses mientras tomaba una de las decisiones más importantes (y relevantes) de mis últimos años, me grabé bailando, por qué?... por qué no?
Estaba caminando sola, mientras escuchaba música y procrastinaba de las 35 cosas que tenía pendientes por hacer, cuando de pronto me entró uno de esos momentos que dices: "LAPUTAMADRE QUE CLARIDAD ESTOY TENIENDO!"
Esa sensación de que todo encaja, que todo está bien, que tienes la respuesta para todo, la solución para esa mierda que te viene jodiendo, la receta secreta del Coronel Sanders, darte cuenta por una mierdésima de segundo que no la estás cagando tanto.
Hace poco en un documental, Lin-Manuel Miranda contaba como había tenido "EL" momento de inspiración subiéndose al Metro en NY, y en ese preciso instante empezó a componer "Wait for it" de "Hamilton".
Yo decidí aprovechar "MI" momento...bailando. Subí el volumen y me entregué a mis únicos 4 pasos de baile que uso desde tiempos ancestrales. No se me hizo muy difícil poder hacerlo, porque siempre he bailado sola. Siempre he evitado bailar en pareja, me parece demasiado complicado, porque una de las dos partes la tiene que "llevar" y normalmente, en mi experiencia hetero, es el hombre, y en mi época escolar todos los chicos eran más chatos que yo, entonces estaba jodida la "llevada".
Siempre he admirado a la gente que va a la playa y realmente se relaja. Las personas que llegan a la playa, ponen la toalla, se echan, y se quedan dormidas. Las veo y digo: "MIERDA! Cómo haces? Qué tipo de pensamientos están pasando (o dejando de pasar) por tu cabeza para poder estar ahí, echado?"
Ese día, en la playa, en vez de echarme a descansar, decidí bailar, yaquechucha, las mil cosas que mi cabeza proponía como opciones de sucesos fatídicos, podían esperar los 4 minutos con 2 segundos que dura "American Boy" de Estelle con el Ex de la Kim.
Como no sabía cuándo se podía repetir un suceso así de mágico, decidí grabarme. Si me he grabado teniendo ataques de pánico, por qué no me grabaría bailando?
Esta soy yo a los 36 años, en ropa de baño (jamás en mi puñetera vida pensé subir un video mío en ropa de baño), moviendo toda mi humanidad, con los mismo pasos que he usado en el Zoom del Daytona, Quinces, el Grill de La Costa Verde, Aura, Gótica, Embarcadero, Don Jijuna, Sargento, Matris, Kong, Conciertos, y en la cola de incontables baños.
Después de bailar, lloré. Lloré como cuando en las pelas lloran después de tirar con alguien ("en las pelas" dice).
Son esos llantos post chicoteo químico-cerebral, de cuando todos los componentes de tu sistema neurológico no saben lo que está pasando y siempre llorar es una buena opción.
Sigo sin tener listo el texto que tengo que mandar, pero Fall Out Boy me está acompañando con "The Take Over, The Breaks Over" y yo soy feliz porque Pete Wentz es ricazo.
Sigo sin tener listo el texto que les tengo que mandar a
Caro Black Tam
y
Mariela Ines Noles Cotito
pero sé que igual me quieren, y sé que saben que después de este bailecito playero en plena tarde de octubre (con todos los protocolos y mascarilla colgante incluida) empezamos a escribir juntas una de las cosas más bonitas que he escrito en mi vida ❤


domingo, 1 de noviembre de 2020

2694 palabras como avance.

Me despierto. Agradezco que haya sido por mis propios medios y no por la señora que vende tamales, quiero creer que hoy no salió a vender porque ayer los vendió todos, y no porque los Serenos la botaron.

Hago mi scaneo de rigor de todas las mañanas. No me es necesario abrir los ojos para darme cuenta que “amanecí”.
A los 36 años, el primer pensamiento que viene cada mañana a mi cabeza es “Bien csm! No me morí mientras dormía!”
Debo confesar que extraño amanecer a los 26 años, cuando el primer pensamiento era “Bien Csm!!! No perdí la billetera y el celular!!!” ó a los 15 años cuando ni bien abría los ojos llamaba a alguna amiga para corroborar que realmente había bailado con él “Malbicho”.
Me siento en el borde de mi cama y prendo mi reloj, es necesario poder medirme las palpitaciones y la saturación antes de empezar el día, no vaya a ser que ya esté algo mal y no lo pueda identificar a tiempo.
Cambio la fecha en mi almanaque de madera azul. Me lo compré en Canadá en el año 2000, estaba en remate en una tienda de cañas de pescar (Solo el universo sabe qué hacía yo a los 14 años en medio de San Puta, Canadá, entrando a una tienda para pecadores)
Lo que sí me acuerdo es que dentro olía a mar, a sal, a pescado, y al lado de la caja estaba este almanaque, que era una cajita con 5 bloques de madera, en la parte de arriba había una boya roja y escrito decía “I´d rather be fishing!”. Lo vi y lo compré, no solo porque lo habían rebajado de 19.99 a 2.99 dólares, sino porque las únicas veces que he pescado en mi vida, ha sido en el mar de Pucusana, dos borrachitos y un par de tabas, así que por qué no, no?
Ya estoy de pie, así que ya estoy medianamente tranquila porque ya me di cuenta que mis extremidades responden. Ayer me fui a dormir con intención. Irme a dormir con “intención” para mí significa, irme a dormir porque me siento como el decodificador del cable, que igual cumple su función, pero te das cuenta que está una miérdesima de segundo más lento de lo normal, entonces decides desenchufarlo para ver qué pasa. Casi casi como soplar el cartucho de Nintendo para que funcione bien y no se ralle.
Empiezo a hacer un recuento mental de motivos por los que me puedo estar sintiendo así:
-No le debo plata a nadie, no?
-Me he olvidado de mandar algún correo de chamba?
-La he cagado en algo? He mandado a la mierda algún actor o director y no me acuerdo?
-Comí carne antes de dormir?
-Será que me duele la espalda porque se está reduciendo la capacidad de mis pulmones? Debería ir a la clínica a que me saquen placas?
-Seguro es porque no le he mandado lo que le tengo que mandar a Pepo.
-No! Es porque no he mandado lo que tengo que mandar a la UPAO.
-Chucha, mi grupo de la Maestría no ha respondido el mensaje de ayer. CSM! Seguro ya me sacaron del grupo putamadre!
-No debí haber hablado de las restricciones de salida de menores de edad en nuestro zoom party de Jalowin.
-Si Candela lleva vacacional va a ser mi culpa.
-Por qué mierda le di like a las fotos de este huevón? Debí haber escuchado a Nuri. YAQUECHUCHA.
-Hace cuánto no me gusta alguien?
-Me olvidé de grabar la función ayer, nadie me hizo acordar.
-No debí haber comprado ese par de zapatos en Zara.
-Creo que el doctor no desinfectó bien la cojudecita esa para medir la vista. El COVID se pegará a la córnea?
-Creo que la cagué ayer con mi ritual de Luna Llena. Ni bien quemé el papelito de las intenciones se apagó la vela.
-No me acuerdo si ayer me desinfecté bien las manos después de pagar el estacionamiento del Jockey.
-Debí haberlos saludado en H&M?
-Es porque estoy ovulando?
-Ayer no lloré
Creo que es por la Luna Llena. Siempre me siento rara, y más cuando hay luna llena. También debe ser la rectificación cervical que tengo hace 3 años, y que orgullosamente debo decir que, no deja de sorprender a terapistas y reflexólogos limeños. De hecho hace un mes en mi última cita, la terapista me preguntó si no estaba teniendo episodios de vértigo. “Ay Ericka!!!” le dije y me reí. Si supiera que casi todas las noches le pregunto a Cande “Fue Temblor?”
Felizmente mi grupo de la maestría me respondió, nos juntamos un par de horas en la mañana, yo mandé el link del zoom. “Yo mando link” es el nuevo “Yo imprimo”. Como en las clases mismas, soy la única que entra con la cámara prendida, a veces ni el profe la prende. (La segunda semana me preguntaron si prendía la cámara por chancona, “No chancona, pero palta que el profe le esté hablando a la pantalla en negro no?” les dije. Si supieran que la tengo prendida por si me desmayo. No vaya a ser que me descacane en plena clase y nadie se dé cuenta. Veo mi cara de recién despertada, me puse aretes, pero igual estoy hecha mierda. Ya quisiera tener la cara de la China Suarez cuando sube sus historias en IG a las 5:00am dando de lactar, después de haber dado a luz por tercera vez, post-casi divorcio. Pero bueno, me digo a mi misma: “Se hace lo que buenamente se puede”.
Aprovecho en verme en la pantalla, chequear si de pronto estoy teniendo espasmos o parálisis facial y no me estoy dando cuenta. En simultáneo estoy aportando a la discusión, me sorprendo de mi misma. Cada idea que doy, alguien dice “ Eso mismo, pongamos lo que dice Grazia!” y digo “Mierda! Buena, Grazia!”. Mientras vamos “debatiendo” me doy cuenta que fui la única que leyó la lectura en inglés y pienso que ya la cagué, pero de pronto leo en la pantalla compartida que están todos mis comentarios en negrita.
Abro mi libreta, una Moleskine que me regaló Adrián un día antes que le pida una reunión para renunciar. Es hermosa, es turquesa, y a la pobre le meto mierda y media. Es la única manera que tengo de no olvidarme de las cosas. Casi por la mitad tengo una sección que se llama “Webadas que le tengo que decir a Candela”
Es información clasificada que he ido recabando a lo largo de mi vida, cosas que he aprendido a veces a la mala, o cosas realmente innecesarias como “la manera correcta de cortar el limón”, pero que creo le van a servir.
Ya a estas alturas no me debería dar vergüenza confesar que, la principal razón por la que las escribo es porque tengo miedo de morirme mañana y no haber tenido tiempo para decirle todo.
Agrego rápidamente:
-Estudia Inglés. Cande, te hablo desde el futuro, no sabes lo útil que es. No te pido que seas una marciana como yo que de pura loca elegí mis electivos en la universidad Italiano y Chino Mandarín, pero te juro que el inglés y francés te pueden salvar la vida, el día y hasta el gileo.
Hago una revisadita rápida de algunas anteriores:
-Nunca abras la refri sin zapatos, menos recién salida del mar como yo en la playa a los 13 años. Te quedas pegada Cande, como en “El Chavo” (busca ese capítulo en Youtube)
-En el avión nunca guardes cosas (importantes) en el bolsillo del asiento de adelante, menos tu billetera como yo regresando de Chile en el ´99
-Siempre trata de llevar doble de todo lo que puedas. Dos lápices para el examen, dos frazadas para los campamentos, dos pares de guantes para las construcciones, dos botellas de agua, dos toallas higiénicas, dos condones, dos pares de medias, dos regalos para el amigo secreto de fin de año (siempre hay alguien que no lleva, no hay nada peor que no recibir regalo, así sea un cortaúñas) y siempre siempre siempre, papel higiénico.
-Eres más que tu trabajo. Así sientas que sin ti las cosas no funcionan, te juro por mi vida que no eres indispensable. Hazlo por tu tranquilidad mental.
-Si alguien tiene un moco al aire, un pedazo de comida en el diente, se ha manchado con la regla o tiene el cierre abierto, lo llamas a un lado, y en voz baja le dices “Anda al baño tranqui, tienes xxx”
-Antes de sentarte en donde sea, chequea que todos tengan donde sentarse.
-Para que te alcance mejor la torta, chifón o panetón, lo partes horizontal en dos o hasta en tres pisos (dependiendo la cantidad de gente) luego partes en porciones. Si alguien se queja le dices “Como diría mi abuela, es un gustito”
-Cuando lleves a alguien a su casa, asegúrate que entre, y te despides.
-No te quedes con la ropa de baño mojada mucho tiempo, hay infecciones que realmente dan flojera.
-Cuando veas que a alguien no le alcanza para algo (pagar el almuerzo, ir al concierto, la entrada al cine) y por eso no va a ir, tú le dices “A la seca” juegan, sacas dos microsegundos después, pierdes y le dices “Yo invito!”
Termina el zoom, y sigo sintiendo lo que siento. Ahora tengo como un dolorcito que jode en la espalda baja, puede que sean los riñones, pienso. Me acuerdo que acabo de hacer pichi y que no vi nada raro. Solo por si acaso, googleo.
Estoy retrasando mi rutina de ejercicio. Rutina es un decir, por 30 min hago cardio y pesas. Me estiro, arco para adelante y arco para atrás. (Debo decir que aún me sorprendo de mis habilidades gimnásticas). Igual tranqui, no vaya a ser que me reviente algo en la cabeza. A veces tengo un dolor medio cojudo en la nuca, ya lo busqué en Google, puede ser desde mala postura para leer hasta un aneurisma, uno nunca sabe.
Empiezo a limpiar mi cuarto. Qué cantidad de cojudeces que tengo, pero uno nunca sabe cuándo Jordana va a necesitar algo para una obra.
Pongo “Misterios sin resolver” para distraerme, todo lo que estoy viendo me puede pasar a mí. Listo!
Termino de hacer ejercicios y espero que mis palpitaciones regresen a su frecuencia regular. Me meto a la ducha, no sin antes anunciarme por lo menos 4 veces, Candela harta me grita “YA BÁÑATE!”. No cierro la puerta con seguro, no vaya a ser que, ya sabes, pase algo.
Empezamos a hacer tareas. Pongo música, le cuento a Cande de las canciones, quién la canta, dónde la escuché por primera vez, por qué se llama como se llama. Me mira de la misma manera como miraba a mi mamá cuando ponía su cassette de Paloma San Basilio camino al cole.
Bajamos a almorzar, doy una mordida y espero 15 minutos (just in case, uno nunca sabe de las alergias) Mientras tanto le cuento alguna historia de viaje a Cande. Mientras tanto también, estoy pensando si alguien alineará chakras virtualmente, puede que me sienta así porque algo debe estar torcido por algún lado. Mando un par de mensajes por IG.
De pronto me acuerdo que tengo entrada para ver una webada por zoom, me encanta cuando, gracias a mi saturación mental me olvido de las cosas, y me sorprendo yo misma.
Conecto todo y me siento en el sillón hecha trapo. Si me muevo mucho me caigo de todas, de hecho me está doliendo un poco el brazo izquierdo, o es por las pesas o es el fin. Yaquechucha, que sea lo que tenga que ser.
De pronto algo de la información realmente inservible que me dan en este zoom me hace reír, pero realmente reír, con saltito de pecho. “Csm!!!! Me faltaba eso!”. En paralelo empiezo a pensar cuándo fue la última vez que me reí con fuerza, creo que fue hace un par de semana grabando con el Cacash. Pero de verdad verdad verdad, creo que fue en el verano del 2018.
Me acuerdo con quién estaba en ese momento, “Este Conchesumadre!!!!” digo.
Me acuerdo por un micro segundo que hace 3 noches de pura “empoderada” le di like a su foto en IG. “Tome su like buen señor!” Acá estoy, por más que hace 8 meses (pudiendo haber sido tu último concierto pre-covid, CTM) muy elegantemente rechazaste mi invitación al concierto de Alejandro Sanz. “No, gracias!” me dijiste, “Más bien un servicio, qué tal si empiezas a entender que no quiero nada contigo”. Me ordeno no distraerme, esta historia sobre la vida y poder de Ricardo Montaner está siendo realmente reveladora.
Terminan el ppt y de pronto me doy cuenta que no me duele nada, o sea, nada fuera de lo normal. Serán las endorfinas del medio litro de helado de vainilla que me acabo de empujar, pienso. Agarro mis audífonos y me paro en el balcón a 9 pisos del Pentagonito. “Esta gente no cree en ni mierda” pienso mientras veo a la gente post-Jalowin haciendo picnic, las nubes están pendejas, parece que va a llover, pienso por un segundo, y me acuerdo que en Lima jamás llueve.
Empiezo a redactar mentalmente estas 2285 palabras que acabas de leer. Saco mi laptop y la pongo al filo del balcón “Valiente eres, no mierda?” me digo a mi misma, “Claro, si le doy like a su foto a las 3:00am (Hora Lima) para que sea lo primero que vea a las 9:00 am (Hora Paris), cómo no voy a pararme al borde del balcón a escribir?”
Tengo pendiente de entregar 4 cosas que dependen única y exclusivamente de mí. Estoy parada en mi balcón hace 3 horas exactamente. Hoy mi procrastinación ha cruzado el límite absoluto de la cordura. De por sí, para alguien como yo es super difícil ponerse en disposición para escribir. La inspiración me agarra en los lugares y momento menos precisos. Y de hecho no me ayudo mucho tampoco, porque ni bien llega me pongo audífonos. Y si de por sí los pensamientos en mi cabeza se complican para encontrar un orden, se complican más aún cuando se dan cuenta que para poder ordenarse necesitan música, que es casi como querer vestirse mientras no terminas de salir de la ducha.
Tengo las manos y pies congelados, lo tengo mentalmente apuntado por si mañana tengo más frío de lo normal. De la nada Shakira empieza a cantar:
“Ya sé que no vendrás
Todo lo que fue
El tiempo lo dejo atrás
Sé que no regresaras
Lo que nos paso
No repetirá jamás”
“Qué mierda de canción, putamadre.” “Qué vas a saber tú del amor, oye?, Tú que le dedicaste “Días de enero” a tu ex”.
Adelanto y empiezan los hermanos Primera con esa lluviecita metálica:
“Te tengo presente
de sol a sol
estás en mi mente
y en mi corazón”
La mierda, lo único que tengo presente es que no he hecho nada de lo que dije que iba a hacer hoy domingo. Y eso que hoy hice mi lista de pendientes titulada “Como que te llamas Grazia Dianora Sofia HOY terminas esto” seguido de 9 pendientes. Hice los 5 más fáciles como despertarme y no morir en el intento, quedan 4.
Bueno fuera que este texto sirviera como Sílabo, Expo para taller, Guion de Obra de Teatro y Trabajo de Maestría. Claramente no es ninguno de los anteriores, pero me va a servir para darme cuenta que incontables pensamientos intrusos pueden ser domados por 60 canciones, un té con limón y varios cientos de “yaquechuchismos”.
Estas 2694 palabras las voy a mandar como avance, YA QUE CHUCHA!

viernes, 9 de octubre de 2020

Lo que no sé que sé

 


Me siento a pensar que debería estar escribiendo. Siento que estoy teniendo esos momentos que solo los puedo explicar con esa analogía que ya ni sé si la leí en algún lugar o si salió de mi cabeza, pero como evito darme crédito de las cosas ya ni sé cómo apareció.
Me distraigo con el celular, no tiene señal y la canción que le toca al Spotify darme no suena, y me empiezo a pasar de vueltas porque creo que es una señal.
Es “The One” de los Backstreet Boys, y si “The One” no suena, es porque fácil este momento no es “The One” como creí.
Me doy cuenta que me ganó la dispersión y que no puse la analogía que, hasta a veces visualizo. Debo confesar que soy consciente que tengo “algo”, algunas veces lo describo como un “talento”, muchas otras como una “tara”, pero bueno, regresó la señal y los BSB ya me están cantado “I can show you to love me, just take my hand baby, please”, y me doy cuenta que esta canción me gusta tanto por una única razón, el video es un compilado de conciertos y backstages.
¿Cómo me puede gustar tanto escuchar música putamadre? No tengo la más zorra de idea de cómo tocar un instrumento musical, o sea sí, sé tocar flauta dulce. Aprendí a leer pentagramas en 5to de primaria, o sea, aprendí es un decir, sé cuáles son las notas que van en cada línea y en cada espacio. Pon tu palma izquierda frente a tus ojos, empieza desde el dedo gordo hasta el meñique, cada dedo es una nota, y es así: mi, sol, si, re, fa y cada espacio también (nuevamente de arriba hacia abajo) fa, la, do, mi.
¿Me sirvió de algo esta información? Puede ser, sé tocar “El Himno de la alegría”, “La Lambada” (o para los más jóvenes la de Jlo) para los más generacionales, la cancioncita de retroceso de los taxis en los 90´s y “Melgar”.
¿He hecho algo útil con esto? Bueno, una vez toqué flauta sampada en el cumple de una amiga en un bar de Barranco, terminando de tocar, recibí una caballerosa invitación para ir a un telo.
Mágicamente la señal sigue llegando a mi Spotify, por más que estoy a 115 kms del modem de internet de mi casa, está sonando “Se a vida E” de Los Pet Shop Boys. Tengo la capacidad de reconocer las canciones a los dos ó tres primeros acordes. No sé cuáles instrumentos los originan, pero los reconozco y sé que canción es, y me emociono.
Me emociona tener la capacidad de reconocer las canciones.
A los 11 años me sentía preparada para jugar “Canta y Gana” en de “2 a 4”, luego con los años me retaba a mí misma a ver si le chuntaba o no le chuntaba. Me emocionaba estar en el carro o en algún lugar público y que de la nada empezara a sonar una canción que amaba. Y me sigue pasando hasta el día de hoy, claramente esa emoción me dura una mierdésima de segundo (gracias JP por esta palabra), es obvio que es una canción que amo la que va a sonar, son mis “listas de reproducción”, yo las he elegido con mis manos y pies, y las he puesto en ese orden exacto para sorprender a la Grazia del futuro.
Cuando estaba en sexto, jugaba a hacer “soundtracks”, grababa pedazos de canciones, las partes en las que se me paraban los pelitos del brazo, y hacía un solo “track”, según yo como para “musicalizar” mis pensamientos, no debo haber grabado ni dos cassettes.
A veces me pregunto por qué nunca jodí para que me metieran a clases de “algo musical”, creo que si hubiese jodido, claramente al cansancio, iba a lograr que me matricularan en algo. Hace poco estaba pensando en todas las cosas que he “estudiado” a lo largo de mi vida y debo decir sí que lo he intentado. He estado en clases de Natación, Basket, Ballet, Marinera, Festejo, Atletismo, Guitarra, Pergamino, Crochet, Macramé, Cajón, Zapateo, Manualidades, Snowboard, Fotografía, Muay Thai, Clown, Chino Mandarín, Italiano, Yoga, Stand Up, Redacción Creativa, sumándole 10 años de inglés, 11 años de colegio, 12 años de Universidad, 2 ciclos de Diplomado y el primero de 23 meses de una Maestría que, hasta el día de hoy estoy sorprendida de haber postulado pero sobre todo de haber sido aceptada.
Solo puedo decir que, hasta el día de hoy cada vez que me zambullo me tapo la nariz. Nunca emboco el papel con moco en el tacho a la primera. En ballet duré 2 clases, el día de la presentación y el día en el que la profesora dijo que con estas piernas no iba a llegar muy lejos. He bailado marinera una vez sampada en Embarcadero con una servilleta de papel. Gracias a que Valentina Shevchenko entrenaba en el mismo dojo, supe como infringirle dolor físico a alguien que me había partido en 18 el alma. Sé cuándo un Chifa se llama “Luna Brillante” o “Sol Naciente”. Aprendí que Tagliatelle al pomodoro son tallarines rojos. Y que la posición del “niño” me da ganas de ir al baño.
Suena en mi Spotify “Ready for a fall” de P.J Olsson. Es la quinta canción del primer soundtrack de “Dawson´s creek”. La voz de este pata te saca la mierda, te dan ganas de abrazarlo y decirle “Tranqui huevón, ya fue, pero te juro que vas a estar bien”. Es palta porque su última estrofa empieza con “Where will you go after me?” y a mí solamente me dan ganas de gritar “Where?!!!” “Where CTM, WHERE?!!!”. En “Solo cosas geniales” Duncan Macmillan dice que la mejor canción de todo CD es la séptima. En este CD la séptima es “Any Lucky Penny”, y puede que sea la mejor canción de todo el disco. O puede que sea la que más haya repetido, de hecho era la canción que más rallada estaba.
Ahora suena “El amor después del amor” de Fito Páez.
Siento que estoy en una carrera contra el Spotify, como cuando jalas la palanca del baño ni bien empiezas a hacer pichi, y tratas de meterle turbo para que llegue a pasar toda antes que termine de correr toda el agua. Siento que por cada canción podría contar algo, y trato de hacer un cálculo mental de cuántas canciones podrán sonar antes de darme cuenta que puede que no tenga ningún sentido todo lo que estoy escribiendo. Esta canción solía sonar en el clímax de todo tono noventero, hablaba del Amor DESPÚES del Amor, a los 14 años la cantábamos y bailábamos como Calígula después de gritar “Que empiece la juerga!” , y la cortadora y las luces psicodélicas hacían lo propio.
Me empieza a doler el culo de estar mal sentada tanto rato, siento que he escrito medio libro y no son ni 1199 palabras.
Que pretenciosa me siento, y me río de mi misma jajjajajaja (tenía que incluir el “jajajajaja” que conste que me reí en voz alta)
“…Le rogaré, lo buscaré, lo juro lo encontraré aunque tuviera que buscar en un millón de estrellas….En esta vida, oscura, absurda sin él siento que se ha convertido en centro y fin de todo mi universo”, estoy en la parte (según yo) rapeada de “Se fue” de Laura Pausini. Que capa esta flaca ¿no? Italiana, cantaba en Español de España y era un Hit entre nosotros los Sudacas. Cuántas lentas (que jamás bailé), las letras estaban jodidas solo debo decir, y bueno, así como somos lo que comemos, sentimos lo que cantamos.
Empiezo a darme cuenta que ninguna canción que viene sonando es posterior al 2007. Hoy mientras manejaba a la playa, en plena Panamericana Sur, nos dimos cuenta que mi Brevete ha vencido hace casi dos meses. Oficialmente he cumplido 18 años manejando, y voy a renovar mi brevete por segunda vez en mi vida. Cuando menos me dé cuenta voy a estar renovando Brevete cada 5 años como los mayores de 60 años, pero lo más palta es que me faltan menos años para cumplir 50 de los años que han pasado desde que aprendí a manejar.
Estoy mal echada en la cama de abajo del camarote del primer cuarto de mi casa en la playa. Hago un rápido recuento mental de la cantidad de gente que ha dormido en la Casa #8, mientras tanto Juan Carlos Luces me canta “….tengo muchas ganas de besarte y abrazarte, pon un poquitito de tu parte…”. ¿Sabes la cantidad de veces que le he pedido a alguien “que ponga de su parte”? Puede que no alcancen todas las canciones de “Mi Cápsula de tiempo” del Spotify para explicarlo.
En menos de 6 horas me voy a encomendar al Dios del Internet (que no nos sorprenda que en los próximos 3 meses lo decreten) para conectar a Candela a sus clases virtuales desde la playa por primera vez. Sé que mañana me voy a arrepentir en el alma de esta desveladita que, según yo era “un breve momento de revelación” para escribir algo que iba a cambiar el rumbo de mis días.
Tengo casi dos meses redactando mentalmente, termino de escribir esto y empieza “Bonita” de Cabas. Que canción de mierda putamadre, la escucho y se me estruja el tuétano. Pobre Cabas, porque de hecho no tiene la culpa que un día la Grazia del 2009 se pusiera a revisar mensajes de celulares ajenos, solo para darse cuenta cómo el que se supone era su “flaco” le escribía a la que se supone “solo era su amiga” : “Pasa la noche y quédate mañana todo el día”.
Ya fue, me paré de la cama, camino a la sala, me siento y empieza como si la hubieran puesto en post-producción “A Contratiempo” de Ana Torroja. Esta canción es “versátil”, la puedes cantar en Karaoke, la puedes dedicar, o puede ser reveladora (repetidas veces) “Por mucho que intento…no recuerdo tus defectos….La Soledad es una estación de madrugada” ALA MIERDA, gracias Ana.
Hace poco, buscando en Pinterest, ideas para una tarea de Mate de Candela encontré un “post motivacional” que decía “Si no tuvieras que despertarte a una hora, ¿a qué hora te despertarías?”
Tengo una lista de 21 pendientes, en realidad son 8 pendientes y 13 ideas que están buscando la forma de salir de mi cabeza para llegar a los ojos y entrañas de alguien…y aquí estoy golpeando (con toda la fuerza de mi ser) el poto de la botella de vidrio de kétchup, a ver si de una vez me chorrea alguito, empiezo a creer que más vale maña que fuerza.

sábado, 6 de junio de 2020

*EN RESUMEN*

Creo que de las mejores cosas que sé hacer es manejar.
Mi hermano mayor fue mi primer profesor. No voy a contar la historia exacta porque, en el 2020, podría ser considerado poco responsable y ético el método de enseñanza pero vamos a decir que, fue en la playa y yo tenía 15 años.
Luego mi papá me enseñó formalmente, con técnicas de huida en caso de secuestro incluidas, y para el 2001 ya estaba manejando como buena señora sanisidrina, y los días que me dejaba la movilidad, me mandaban en carro al colegio.
Mis padres se inventaron una ley (bastante gringa que digamos) y me convencieron que, mientras no me metiera en problema y manejara por las rutas pre establecidas, podía usar el carro, sin brevete, desde los 16, con fines meramente educativos.
Así fue como Carolina Rodriguez Vega se convirtió en mi copiloto estrella en mi primer ciclo de la universidad. Y realmente era con fines educativos, íbamos a la De Lima, a estudiar a la casa de Mariale, al grifo a gritarle cosas a Tula Rodríguez, a hacer “Jackass” con Rafael Garavito Ramirez por Caminos del Inca, a comer pan con chicharrón a Sarita de Punta hermosa, entre otras actividades extracurriculares.
Y como Forrest Gump cuando empezó a correr, yo nunca dejé de manejar.
No me molesta ni me cansa hacerlo, es más, me divierte y ayuda a pensar, y creo que esta es, en gran parte respuesta, para las personas que me han preguntado el por qué, cómo, para qué y con quién de este viaje.
Por 14 días he manejado más de 1569 millas, eso es casi 3,000 kms. He escuchado 3 audiolibros y armado más de 5 playlists en Spotify. He parado en más de 12 ciudades y playas y descubierto, entendido, extrañado, llorado, gritado, sentido, al mejor estilo de Orlando Bloom en “Todo sucede en Elizabethtown”
Aprendí:
Que las nubes tienen nombre.
Que canto menos mal de lo que pensaba.
Que tengo buenos reflejos.
Que cada vez veo menos de noche.
Que manejo con la mano izquierda.
Que mi ojo derecho es (bastante) más pequeño que el izquierdo.
Que Gloria Estefan no la debe haber pasado muy bien en su juventud, porque esas letras no son normales.
Que me da miedo comer sola en un carro en movimiento porque me puedo atorar, ahogar y estrellar al mismo tiempo.
Que disfruto llorar.
Que está bien estar sola, pero es más económico estar acompañada.
Que a los hoteles les da lo mismo que entre una o cuatro personas en un cuarto, igual te clavan la tarifa completa.
Que he visto mucha tele de chica y haber visto “Dawson’s creek” me ha hecho la mujer, madre soltera de 35 años hecha y derecha que soy.
Que hago menos pichi de la que pensaba.
Que mi voz es diferente en inglés que en español.
Que puedo contar con los dedos de las manos los alimentos que consumo.
Que si mi cerebro me lo permitiera comería torta de chocolate.
Que puedes comer las 12 uvas a las 11:15pm y darte un autoabrazo de año nuevo a las 11:50 pm porque la media noche a los 35 ya es muy tarde.
Que los bomberos (gringos) son las personas más útiles, seguras y bonitas que he visto en mi vida.
Que la música que escucho me hace feliz.
Que soy mejor mamá de lo que creía.
Que soy más divertida de lo que pensaba.
Que soy menos mala de lo que me han hecho creer.
Que todo el día estoy pensando en algo o en alguien.
Que el olor a mar impregnado en mi ropa me hace sentir exactamente igual que, cuando me gustaba ese ser humano allá por el año ‘98.
Que gracias a mi madre, mientras la comida no esté fría o hirviendo, o salada o agria, es comida y es rica.
Que gracias a mi padre soy buena resolviendo problemas.
Que es importante saludar a la entrada de cualquier lugar, pero sobre todo sonreír, porque así se acuerdan de ti, y si de pronto te mueres en el baño, esa persona se va a dar cuenta que no saliste.
Que ese chico no era taaaan churro.
Que esa persona no era taaan interesante.
Que tú no estabas taaaan loca.
Que no eras taaaan gorda.
Que esa no era una mala idea.
Que esa no fue taaan buena idea.
Que esa chela estuvo de más.
Que faltó un vasito de ron.
Que tal vez no estaba dormido.
Que debí haber preguntado en vez de haber asumido.
Que le doy gracias al universo por haberlo pensado dos veces.
Que donde comen dos realmente comen tres.
Que tienes que cuidar tus rodillas.
Que a las personas que se comen las uñas sus manos huelen a baba.
Que siempre debes llevar papel higiénico en el bolsillo, porque no sabes que nariz, poto u ojos vas a tener que limpiar.
Que si sientes algo, tienes que decirlo.
Que si algo te tinca, tienes que hacerlo.
Que tu ex no tiene que ser tu enemigo
Que me gusta estar enamorada, aunque creo nunca haberlo estado.
Que no es fácil ser mamá soltera, pero no me lo imagino de otra manera.
Que antes de llamar a alguien, piensa por qué no está a tu lado.
Que siempre siempre siempre al final del día, es un buen día.

JOMESCULIN

Siempre me gustó el colegio. De hecho fui feliz por 12 años en un solo colegio. No me jodía dejar mi mochila y papelógrafos al lado de la escalera la noche anterior, despertarme temprano, esperar la movilidad mientras tomaba desayuno (Siempre café con pan con mantequilla), llegar en 30 minutos de San Borja a San Isidro, recogiendo a 8 personas más, en un tráfico limeño noventero.
Fui feliz con cada una de mis compañeras de carpeta, a mi silla siempre le ponía una etiqueta con mi nombre (porque maniática since 1990), me sentaba de lado apoyando los pies en la silla del costado, y guardaba mi borrador y lápiz en la media para que no se me perdiera.
Misteriosamente siempre fui muy buena alumna, solo tuve dos jalados en 3° y fueron física y química, algo que todavía no se me da muy bien con algunos seres humanos.
Siempre supe los nombres y dos apellidos de cada una de las chicas de la promoción, porque mi mamá fue delegada eterna y todas las actividades pro-fondos eran organizadas por un grupo de mamás y ella, y yo era el sr. Barriga de las cuotas.
Cada una de las 160 con las que empezamos en primero de primaria, hasta las 98 que terminamos en 5° son un universo increíble y diferente, y tranquilamente le podría dedicar a cada una de ellas un post independiente, pero sobre todo a las que valientemente me aguantaron por bimestres como compañera de carpeta.
Siempre me sentaban con las más "tranquilas" porque sentían que necesitaba un catalizador. No era la alumna hiperactiva, ni la que se paraba o jodía, sino que siempre estaba hablando, o comentando todo lo que pasaba a mi alrededor. Tengo la gran capacidad de prestarle atención a las webadas más insignificantes y poder narrar una historia completa de lo que pasaba. Mi voz siempre me ayudó, pero perturbó a todos mis profesores, porque por ser tan grave, no podía hablar bajo ni susurrar, sino parecía que algo estaba zumbando, y cada comentario era un zumbido. Yo no me distraía, porque mi dispersión me ha enseñado a poder prestar atención a muchas cosas a la vez, pero sí distraía a quien estaba sentada conmigo, pero creo que siempre me quisieron, o por lo menos nunca pidieron que las cambiaran de sitio.
Desde que Candela empezó a ir al colegio "grande" siempre le cuento cientos de miles de historias de las cosas divertidas que pasaba con sus tías, a algunas las tiene siempre cerca, a algunas no las conoce porque la vida da muchas vueltas, pero siempre hay una historia que hace que se pare de la cama, se lave los dientes, se ponga uniforme y tenga ganas de ir a colegio.
Con la cuarentena y el Jomesculin se me hace un poco más difícil contarle algo que la haga pararse y sentarse en el mismo espacio frente a una computadora. De hecho nosotras solo tuvimos 3 años de cómputo con una PC con Windows 98, no sé cómo se estudia frente a una compu.
Lo que si tengo ahora es un chat, un chat de más de 25 mamás que hablan TODO EL DÍA, a veces veo sus fotos de contacto y me pongo a pensar que hubiera sido si ellas hubieran sido mis amigas del cole, de hecho juego a ponerles los nombres de la gente de mi promo.
Todas las mañanas mi hija se sienta frente a una compu, donde una valerosa profesora trata de domar micrófonos y cámaras de 28 fierecillas + SUS 28 MADRES.
Candela sabe que no se debe pasar de vueltas, hemos hablado claramente de esto, y le he dicho a ella y a sus 7 profesoras que estoy haciendo lo mejor posible para poder imprimir las 892948 fichas, hacer las tareas, conectarnos a las 8:30 de la mañana, cuando me voy a dormir a las 3:15 am todos los días, y desempolvar todo tipo de conocimiento que implique unidades, decenas, centenas y el diagrama de Venn.
No sé qué tipo de madre soy, tampoco sé si está bien “tipificarnos”, pero algo que si trato de dejarle claro a Candela siempre es que, haga las cosas tranquila, que no gana nada desesperándose o poniéndose nerviosa por no entregar un trabajo, o no entender algo. Siempre le digo: “eventualmente aprenderás a leer y escribir bien, y hasta en más de dos idiomas, tranquila”. Pero a veces si me sirve decirle “Mira que yo te pido las cosas por favor, porque otra mamá te agarra de los 4 pelos, te para de la cama y te sienta como sea frente a la computadora y así grites y llores, ahí te quedas sentada”
Queda claro que en el primer bimestre no lo logramos, pero lo importante es que hay salud.
El lunes 1° de junio empezó el segundo bimestre, ese día no nos conectamos porque...así pasa a veces (siempre le cuento a Candela que habían chicas de mi promoción que nunca iban el primer día de clases, de hecho siempre le cuento de una en especial que faltaba tanto, que nunca borraban su nombre de la pizarra de inasistencia, y le digo: "Tranquila hijita, a esta chica le va bien en la vida, ahora la veo en FB chambeando, casada, con su hijo haciendo jomesculin, así que todo bien). Todas las mañanas trato de organizarme mental y físicamente de tal manera que la dejo conectada y yo estoy con la mitad del cerebro en su clase, y la otra mitad en mi chamba, siempre trato de “no distraerla” y la observo como interactúa con humanos a través de una computadora.
Ayer logramos conectarnos a las 3 clases, digo “logramos” porque para mí es un logro. Empezó la primera clase, cada una dura 40 minutos, de los cuales la profesora pasa lista por casi 10, entre que dice el nombre del niñe, este intenta prender el micro, mientras que su mamá mete la mano y por querer ayudar lo apaga, y se escucha a medias un “presente”. Luego la profesora empieza a explicar el tema, y da el ejercicio. Acá empieza lo divertido, los chibolos, encienden el micro para preguntar “Cómo se hace miss?”, pero las mamás somos las que más jodemos “Miss, así?” , “Vasquito! Pregúntale si así?” , “Así!!!???” mientras acercan los cuadernos a la cámara web, para la segunda clase, ya teníamos a dos niños llorando, dos mamás convertidas en Herodes, y una profesora dando couching ontológico a las mamás, suplicando paciencia y tranquilidad….mientras yo me preguntaba “Dónde carajos están los papás?”
En ese momento me di cuenta de algo, Candela y yo habíamos “comentado” cada uno de los comentarios y preguntas que habían hecho los alumnos y que se habían filtrado de las mamás. Cada 3 minutos, ella volteaba y me decía “Cómo hago, miss?” con el mismo tono que con el que lo había dicho alguien por más de 20 veces. Yo me encargaba de los comentarios de las mamás y ella de los alumnos. Y las dos solamente nos sorprendíamos de cómo la profesora podía mantenerse tan cuerda en esta situación. Debo confesar que yo en su lugar hace raaaato, hubiera reventado la laptop contra el suelo.
Admiro a las mamás (porque aún no he visto a ningún papá) que tienen la capacidad de poder imprimir y hacer cada una de las tareas, admiro a los niños que están sentados, bañados, desayunados y hasta con uniforme frente a una compu a las 8 :30am, ni yo lo logro con mis Zoom´s de chamba, y debo decir que admiro mi capacidad de poder explicarle a mi hija que está bien no estar tan bien como ellos, que lo que estamos haciendo es lo mejor que podemos hacer (sobre todo para mi salud mental)
Pero lo que más me hace mediantamente feliz, es saber que puedo ser compañera de carpeta de mi hija y comentar las clases (aunque a veces ni me manye) por lo que dure este jomesculin.